Entrevista 2006

Entrevista concedida a Minerva Gonzalez Vacio, Tepoztlán, Morelos, 2006.

-Hablas en uno de los textos sobre la insistencia que tienen algunos autores y en general, el arte contemporáneo acerca de que la pintura es una técnica pasada de moda. Sin embargo, a pesar de esta insistencia, diversos artistas desde pintores hasta escultores han defendido la pintura frente a tanta crítica.

No me refiero a posturas planteadas en los 70 sobre el ultimo cuadro y la muerte de la pintura. La transvanguardia y el neoexpresionismo demostraron su vigencia y todavía seguimos y espero seguiremos pintando. Creo que es algo que se da cuando hay una superficie y el deseo de realizar un acto expresivo. La muestra más evidente de esto es la proliferación del graffiti, o con solo darle un lápiz a un niño y este se explayará mas allá del papel hasta tener problemas con sus padres a causa de las paredes garabateadas.
A lo que me refiero es a la dificultad que enfrenta la pintura dentro del mundo instituido del arte, los círculos de difusión y promoción artística. El afán de protagonismo de los curadores y críticos, ha hecho que la producción individual – que surge de un proceso sensible de asimilación del mundo, de una búsqueda que pretende desvelar aquello inaprensible he indefinible que nos conmueve, comunicándolo por medio de imágenes, o sea el trabajo del artista – pasa a un segundo plano, siendo prioritario ofrecer al publico lo que está de moda. Si un señor ingles con mucho dinero, como lo es Saatchi, hace una colección con recién egresados de una escuela de arte y luego la promociona como lo ultimo de lo ultimo, de manera que en un libro editado por Tashen llamado “Artistas cerca del próximo milenio” aparecen todos ellos, la cosa se hace muy llamativa, de manera que si otro señor decide hacer una fundación que promueva el arte va a incluir a estos artistas dentro de su colección, tal es el caso de Jumex. Y como en la colección Jumex están estos artistas, otros coleccionistas se sienten atraídos y ante esta expectativa la galería OMR los trae y ofrece en el mercado local. No hay que olvidar que posteriormente la fundación patrocinará exposiciones que se encuentren dentro de los criterios de su colección. Pero que pasa del otro lado: si un artista quiere entrar a esa dinámica de consumo de arte, debe estar al tanto de qué aparece en las revistas especializadas y hasta darle una interpretación local a una obra que en ellas pueda aparecer. Esto es moda. Se podrá objetar que lo mismo ocurría en el arte cortesano. A esto respondería que sí, pero es triste saber que cuando habíamos pensado que teníamos un grado de libertad, resulta que seguimos bajo una dinámica de esa índole. No estoy en contra de las instalaciones, el arte objeto, el video y demás medios nuevos de producción artística, lo que siento es que los horizontes que abrieron bajo el ideal del arte vinculado a la vida para enriquecer nuestra cotidianidad y postura frente al mundo, se vean neutralizados al ser vinculados a una dinámica de consumo de moda. Aunque esto lleva una paradoja: el ciudadano común y corriente se aleja de los museos y galerías pues llega a ser más conmovedor un paseo por una plaza comercial para ver vitrinas.

-¿Qué opinas respecto a esta actitud y cómo ha sido tu manera de enfrentarla tomando en cuenta que tu eres un pintor que trabaja con soportes y técnicas consideradas tradicionales?

Por un lado pienso que lo importante es el Arte bajo la concepción que antes citaba. Creo que cada uno de nosotros maneja una economía personal, no solo en el aspecto monetario, sino que tenemos una serie de recursos que van desde la motricidad y la sensibilidad, hasta nuestra formación, información y creencias. Ser consecuentes con esta economía, manejarla y compartirla nos relaciona de una manera honesta con los demás, a eso me refiero con producción individual. Creo que en este momento es mas importante la honestidad que la genialidad. Trato de crearme un entorno rico en experiencias, por eso decidí irme a la provincia, aunque sin las pretensiones románticas de fugarme de la civilización como un nuevo salvaje, sino con la idea de que en este momento el mundo es del tamaño que queramos: en mi casa tengo Internet, mi obra se vende en la Ciudad de México, tengo cierta debilidad por las librerías y estar al tanto de la música que escuchan mis alumnos y no negaría que me gustaría darme mis vueltas periódicas a Nueva York o Berlín, que se encuentran a unas horas de distancia de Tepoztán. Mi obra también la enriquezco con ideas que creo entiendo de Derrida o de Deleuze, y con lo que intuyo de teorías de matemática y física contemporáneas.
Los medios tradicionales se enriquecen en la medida que uno tenga una concepción contemporánea del arte. Pero sin perder el enfoque de aquello que emparenta a los bisontes de Altamira con una pintura de Tamayo o una instalación de Helen Escobedo.
Por otro lado me gusta la docencia y siento que es un espacio importante para comunicar mis ideas respecto a los fenómenos que actualmente guían el mundo del arte, pretendiendo que los estudiantes asuman una posición mas critica y honesta. Me tranquiliza la idea de que quizá lo logre con alguno de ellos.

-La temática de tu pintura podría considerarse abstracta porque en general, no trabajas con la figura humana sino con referencias geométricas. ¿En qué momento decidiste expresarte a través de este lenguaje?

Si decimos que mi pintura es abstracta seria por que surge de la alusión mas que de la representación, y si hablamos de geometría tendríamos que hablar en plural, lejos del mundo de los sólidos platónicos.
Desde chico me he sentido mas atraido por las imágenes de un Tapies y un Hartung que de un Dalí. Y creo que del preguntarme por qué, es que he tomado este camino. Otra idea que me motiva es la reflexión sobre cuales son las posibilidades de cada medio. De manera que si una imagen tiene mas fuerza al ser creada en un poema o un cuento, ¿qué sentido tiene pintarla?. Busco en la pintura aquello que se encuentra fuera del mundo de las palabras. Lo que hace interesante a un cuadro de Van Gog, no es que tenga unos árboles, un puente y un barco, es la intensidad que nos comunica, lograda por el manejo de color y también por la manera apasionada como embarra la pintura, ese “plachs push pash”. Lo que hace interesante a un Tamayo no es que dos perros aúllen a la luna, sino como atrapó en la atmósfera toda la sensación de la noche, con sus posibles fieras, que podemos ser nosotros mismos, con ese misterio que tienen todas las noches, con la sugerencia de que la noche se encuentra en lo que no vemos, lo que no nos permite ver ella. La anécdota es un pequeño porcentaje de la imagen. Igual no creo que no haya anécdota en mis pinturas, lo que trato es de reducirla lo mas que se pueda, pero no me interesa segur el camino reduccionista de quienes exploraron la dirección abstracta. Por esto recurro a la alusión de lo orgánico. Quizá sea una solución algo ingenua, pero alguna ves encontré una frase que me parece significativa de Valery que decía “lo que el hombre tiene de más profundo es la piel”, además con la creencia de que lo orgánico tiene una geometría propia. El arte como un producto cultural está inmersa en la concepción del mundo que dicha cultura tiene, es de esa idea de donde trato de buscar los contenidos o mejor, la estrategia de producción que me guía. De ahí mi simpatia con pensadores como Derrida y Deleuze, en sus planteamientos filosóficos encuentro una descripción de esa concepción del mundo que nos toco vivir: un mundo heterogéneo, distante de las concepciones de equilibrio univoco. Me atraen las cosas que se interfieren, que no se arman del todo, o que se colapsan para volverse a reorganizar continuamente. Creo que describen mucho mejor las relaciones interpersonales, de la ciudad y su crecimiento, del oscilar entre la ciudad y el campo, esas relaciones con las cuales nos confrontan eventos como el de las torres gemelas.
Que lo logre o no, o si la pintura es el medio mas adecuado para crear imágenes que capturen esos contenidos, no lo sé. Lo que si sé es que lo intento, me gusta y está mas a mi mano.

-Dices que tu objetivo creativo no es el ordenamiento ni la búsqueda de una unidad ni armonía en tu obra, sin embargo, la combinación de color y formas tiene un orden bastante aparente que hace fácil su lectura ¿Qué opinas sobre esto?

Siento que pintar es como pasear en coche. Y creo que me enseñaron a manejar mas o menos bien. Pero es un viaje de aventura. El punto de llegada de por sí es elegido por algo sugestivo que se encuentre en el, una playa escondida por ejemplo, no es como ir a cumplir una cita. El paseo se vuelve mas atractivo si sabemos que la red vial ofrece rutas alternativas, paradas intermedias y hasta calamidades. Lo que hace atractivo el viaje es que al final llegamos pero el viaje no nos pasó inadvertido, dejó cosas. Sí hay ordenamiento y una estrategia que lo dirige, y no atento contra el medio que manejo. En lo que no creo es en el ordenamiento de reglamento policial, univoco. De hecho, cuando hay una congestión, un policía no es mucho lo que ayuda. El trancón se diluye en la medida que cada automovilista empieza a buscar una solución. Una pequeña fluctuación se amplifica y determina el sistema. Es a ese tipo de ordenamiento al que me gusta dirigirme.
Por otro lado nacimos en un mundo donde ya existía la televisión, estamos acostumbrados al bombardeo visual de nuestras ciudades y ni que decir como nos afecta ahora el mundo del Internet. De manera que también somos mas tolerantes y receptivos frente a experiencias lejanas a la armonía bucólica de nuestros abuelos.

-Por favor, platícame sobre cómo ha evolucionado tu pintura desde que llegaste a México hace diez años hasta la fecha. Por cuántas etapas has pasado y si en algún momento te ha pasado por la cabeza cambiar te técnicas, estilo o lenguaje.

Evolucionado o involucionado, vayase a saber, lo que sí es que cambia. De hecho cuando llegué a México, traía algo rondando con los signos y se me ocurrió la idea de incorporar ideogramas precolombinos, hasta que después de terminar un cuadro, no recuerdo bien si era “ollín” el ideograma que había utilizado (menos me acuerdo que significa, creo que tenia que ver con movimientos de tierra), veo en la calle el mismo ideograma en un camión del HINA. Allí se me aplacó mi fiebre mexicanista. Creo que logré concretar muchas cosas que traía un poco dispersas en mi trabajo realizado en Colombia, gracias a que me pude dedicar con gran intensidad al trabajo, debido al apoyo de mi hermana, quien me hospedaba y patrocinaba. En ese entonces estaba muy interesado por la idea de el cuadro como un sistema, hacia muchas divisiones, interferencias y desplazamientos dentro de la misma pintura. También jugaba con una espacialidad múltiple que iba de atmósferas y sugerencia de profundidad por un marcado claroscuro, hasta planos con textura que recordaban la superficie de la pintura. De ese entonces a ahora he venido buscando mas simplicidad llegando a la confrontación de una pintura orgánica contra unos elementos circulares de color plano. Además cada vez ha aumentado el contraste de color, no sé si por el cambio de atmósfera del hecho de haberme ido a Pátzcuaro.
Si uno cambia, la obra cambia, aunque nunca se parte de cero. Ahora me encuentro en Tepoztlán, y no sé que me aporten estas montañas o el calor de Morelos. No sé si hay un estilo Bermúdez. Respecto a las técnicas, he estado trabajando mas grabado, no sé que se fragüe allí, pero vendrá a la par de lo que sienta y piense. Igual me encantaría excursionar en la video instalación y los medios digitales, pero el que mucho abarca poco aprieta y los medios tradicionales son los que tengo mas a la mano y dentro de mis posibilidades monetarias.

-¿Cuál es tu opinión respecto al uso o manejo de la tecnología en la pintura contemporánea?

Yo creo que uno debe hacer lo que uno cree que se debe hacer. Todo va determinado por las intenciones e inquietudes que se tengan en el momento. Con decir que alguna vez realicé unos relieves con cemento y colores minerales y llegué a incorporar un ratón o un pájaro muertos en alguno de ellos. También estuve trabajando con collage para utilizar la imagen fotográfica interviniéndola con pintura, pero al tratar de ampliar el formato me vi en aprietos, no sé que estaría haciendo ahora si entonces hubiese habido la facilidad de las impresiones digitales de carteles que hay ahora… igual podría retomar ese camino. Pero tampoco es que aumenten mucho las posibilidades de la tecnología y su uso en pintura, aparte de resinas que permiten el uso de materia como la utiliza Tapies, las telas emulsionadas fotográficamente, el uso de foto serigrafía, que ya los artistas pop experimentaron o las formas de aluminio recortado y pintado de un Stella, realmente no se me ocurren muchas posibilidades. Creo que hay mas posibilidades en trabajos multimedia, donde la pintura o el grabado hacen parte de una instalación. De hecho elaboré una serie de pinturas de formato vertical con la idea de que funcionaran como conjunto dentro de el mismo espacio. O en el criterio pictórico para elaborar imágenes con medios tecnológicos, como en las películas de Greenaway.

-Me llamó la atención un punto que señalas en tu texto, sobre que tu trabajo no pretende delatar injusticias sociales y estas cosas. ¿Alguna vez te planteaste la idea de tener que delatar algo a través de tu trabajo? Si es así, por favor, platícamelo.

Hay algunos artistas muy preocupados en decir cosas, y para que parezcan inteligentes, escogen temas sociales, que no nos son indiferentes, aunque también despiertan algo de morbo. Hay un artista que le pagó a un numero determinado de prostitutas para que se dejaran tatuar una línea en la espalda o fue a cuba para pagarle a quien se dejara filmar mientras se masturbaban, y después el continuo de filmaciones fueron proyectadas en el Carrillo Gil. Creo que es una dirección equivocada y espectacularizan la miseria. Si se está interesado en decir algo, pues ha hacerse oír, que buenos políticos hacen falta. Pero creo que al arte la están matando por sobresignificación, pues si la política es arte, ¿que es política y que es arte? Me quedo con el arte de la política de Maquiavelo si es el caso.
Si fuese un hombre publico aprovecharía mi posición para denunciar la matanza de las ballenas o la violencia intra familiar. Pero eso será después. Aun así recuerdo el cuadro que se encuentra en la colección del Polyforum Siqueiros fue pensado en el desastre de Chernobyl, y no pude evitar que después del 11 de septiembre no hiciera dos obras llamadas “la ciudad de las ultimas cosas” que coincidieron con la lectura de Auster. No soy un inconciente social, pero temo mucho al arte panfletario.
Aunque si las experiencias políticas nos afectan profundamente, es inevitable que no salgan a relucir en el trabajo. No puedo desconocer mi origen colombiano y como esa cultura tanatoide no se haya visto reflejada en algunos de mis trabajos.

-Las dificultades que te has encontrado, te han ayudado a desarrollar o madurar de alguna manera tu lenguaje plástico.

No creo en el mito Van Gog. Si tengo con que pagar las cuentas y un lugar agradable para vivir y trabajar, realmente soy mas fecundo. Igual son condiciones que trato de tener. El vivir en provincia me da la posibilidad de contar con esos espacios con el añadido de calidad de vida en el sentido de tiempo y ambiente. El inconveniente es que se siente la centralización del capital.
Las dificultades que ofrece la vida, como son los amores truncados, los cambios de residencia y localidad, las perdidas de seres queridos… en fin aquellas que enfrentamos en el vivir, esas son las que maduran y enriquecen la obra.

-Manejas de una manera muy personal el color, es decir, tiene mucha presencia o fuerza en tu obra, ¿por qué crees que tiene tanta importancia?

De una parte se me da. De joven trabajé con un primo en un negocio de carteles y allí tenia botes de pintura a mi disposición, creo que eso tambien hizo que le perdiera el miedo a mezclarlo y manipularlo.
Además siento que es un gran recurso que tiene la pintura y no entiendo a quienes promueven su mesura. Alguna vez escuché el comentario de un critico a una obra de un amigo diciéndole “felicitaciones tienes un color maduro” a un trabajo realizado en tierras. Me encanta la solución magistral frente al color de un Velásquez, como amarra con tierras toda una sinfonía de color, y como obtiene colores donde no debiera haberlos por su interacción y manera de colocarlos, pero es una posibilidad más dentro de muchas relaciones y usos del color. Para mi el color es interacción y música para los ojos, es lo que trato de desarrollar, esa musicalidad.

-Cuando te he escuchado hablar sobre arte en general, observo que tienes un gran archivo en tu mente, mucha cultura y un buen lenguaje. No piensas a veces que tanta información puede por momento, ser un dificultad para expresarte con mayor libertad.

El arte es un producto cultural y no se puede desvincular de las demás manifestaciones de la cultura, no en balde en una carrera universitaria se toma historia y seminarios relacionados con la cultura para ampliar esos recursos. También considero que todo proceso creativo se nutre de la información que uno maneja. Pero tambien hay que anotar que no tengo formación ni de filosofo ni de cientifico, ni de historiador, lo que hace que en mi cabeza se cree una sopa de lo mas divertida, creo que eso es lo que me salva de hacer una obra fría y calculada. Es mi actitud como me aproximo a esa información, es un poco como si las ideas fueran para hacer malabares con ellas y soy conciente que muchas veces no entiendo o mal interpreto cosas, pero me tranquilizo al pensar que eso solo sirve para enriquecer el mundo de las ideas posibles.
Además el tiempo va pasando y uno se va desprendiendo de muchas cosas.

-En estos momentos, tienes algunos nuevos retos en tu lenguaje pictórico o piensas seguir evolucionando con el estilo que ya te identifica y que supongo, te ha costado mucho trabajo encontrar o definir.

¿Existe un estilo Bermúdez? ¿evoluciono o involuciono?. No lo sé. El mayor trabajo está en trabajar y el mayor reto es vivir. Algo que trato de inculcarle a mis alumnos es que si uno crece la obra crece y parte de ese crecimiento se encuentra en la experiencia que otorga cada trabajo. Pero la vida nos pone muchas zancadillas y hay momentos en los que nos rendimos, descreemos o nos vendemos. Crecer cuesta, además hay que recordar que se puede crecer para los lados y hay crecimiento negativo, por eso el reto es vivir.